Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un lienzo en https://aliviazymu729824.csublogs.com/46050464/la-provocación-detrás-del-cabezazo-de-zidane